¿Tú también lo crees?
Por favor, no caigas en ese error, que brota de la enorme vanidad de determinados Vendedores.
Cuando los ojos del cliente se empañan es porque ¡le estás aburriendo!
Seguramente se tratará de un cliente lo suficientemente educado como para reprimir el bostezo que le produce tu interminable disertación.
Pero le estás aburriendo.
Deja inmediatamente de hablar.
Hazle una pregunta sobre algún tema que creas que le puede interesar.
No le preguntes acerca de lo que le acabas de contar, porque no lo ha escuchado.
Después deja de hablar de ti, deja de hablar de tu oferta, y sigue la conversación con el tema que él haya sacado para responderte. Te hable de lo que te hable, síguele la conversación.
Y nunca pienses que la humedad en los ojos de tus clientes indica emoción.
Lo que señala es aburrimiento.
¡No los aburras más!