Me pidió “vernos con calma para recordar lo básico”. Estas mismas fueron sus palabras, y a mí me encantó su forma de plantear nuestra reunión, pues soy partidario de estar siempre recordando lo básico.
Como respuesta a sus inquietudes preparé un guión para nuestra reunión, que se centraba en recordar su carrera, brillante carrera, desde sus comienzos como Vendedor, para llegar a concretar los comportamientos que le han hecho tener éxito.
–¿Cómo empezaste? –le pregunté.
–Era el peor Vendedor que se pudiera imaginar –fue su respuesta.
No lo dijo con esa falsa modestia que emplean muchos triunfadores cuando hablan de sí mismos. Tampoco lo dijo para destacar el esfuerzo que había tenido que hacer para llegar hasta su posición actual desde ese poco prometedor punto de partida. Pronunció esa frase, sencillamente, como la constatación de un hecho.
–Sería importante que contaras esto en tu blog –me dijo.
–¿Por qué? –inquirí.
–Porque hoy mucha gente piensa que el esfuerzo es inútil; nunca he visto a mi alrededor a tantas personas que piensan que el esfuerzo es inútil. Eso es lo que les impide triunfar –sentenció.
Dejo, por lo tanto, constancia de este importante mensaje de una persona que era, cuando empezó su carrera en el mundo de las ventas, el peor Vendedor que se pudiera imaginar. Pero que ahora, gracias a su propio esfuerzo, es un directivo de éxito.
“El esfuerzo nunca es inútil.”
Ángel Moraleda